La desgracia entra en el hogar de una familia acomodada. Solamente una distracción, un accidente que puede cambiar el destino feliz de una pareja enamorada. Alceste contempla a su marido al borde de la muerte, en un coma profundo. Ella, una mujer moderna y pragmática, probará todo lo humanamente posible para salvar al hombre de cuya vida se cree responsable.
Tras una revelación de lo que parece el más allá y contra cualquier pronóstico médico, Admeto vuelve a la vida y ella, en justa correspondencia, considera que está obligada a morir. Hércules es el confidente y amigo capaz de transitar entre el mundo tangible de la unidad de cuidados intensivos y el universo del sueño de donde tendrá que recuperar a Alceste.