Este fue un macroespectáculo eminentemente visual, en el que se combinaban los símbolos que asociamos con la internacionalidad (el globo terráqueo, las banderas…) con otros que caracterizan a las Islas Baleares.
El globo terráqueo rodeado por una red humana abría el espectáculo y evolucionaba en una posición cenital, en el centro de la pista donde se realizarían las competiciones. El segundo acto quería reflejar los valores eternos de las Islas, de la cultura mediterránea a través de la simbología de la fiesta. El tercer acto se centra en el motivo de la celebración, el campeonato mundial de ciclismo en pista, mediante acróbatas y un desfile de bicicletas.
